Originalmente la "L" de la marca pertenece a Leo Fender, que en los 80s junto a George Fullerton iniciaron una nueva andadura en el mundo de la construcción de guitarras y bajos.
El que hoy tenemos en las manos tiene un sólido cuerpo de fresno de una sola pieza con la típica forma del P-Bass, firmemente atornillado a un mástil de arce también de una sola pieza con 21 trastes.
El ingenioso puente de fundición también merece una mención especial, ya que incorpora un tornillo lateral para inmovilizar el desplazamiento o separacion de las selletas (genialidades de Mr. Fender)
La electrónica es quizá la aportación más novedosa de estas series, permitiendo infinidad de combinaciones entre las dos humbuckers, el previo (activo/pasivo), los modos serie y paralelo, los realces de agudos, medios y graves... en definitiva más combinaciones de sonido que las series de guitarras Ibanez de 2012. Encontrar tu sonido es cuestión de tiempo, pero seguro que está ahí dentro.
Por buscar un defecto a esta preciosidad debo decir que, por propia experiencia y por comentarios recabados en distintos foros, el nivel de salida con el previo a tope es muy, muy alto (asombrosamente alto), así que asegúrate de "cortarle" un poco al previo si no quieres saturar el amplificador... o que tus compañeros te hagan un "Sid Vicious" dejándote con el cable desenchufado.
En resumen: otra de esas maravillas escondidas fuera del ámbito de las grandes marcas.